Señor Plo, primero quiero que sepa que la postura "en jarras" le sienta a usted muy bien; aguerrida estampa la que nos ofrece de usted la foto en el cónclave fotográfico. Su viaje a Olisipo me trajo recuerdos de los pedinhos que contraje con la ginjinha en un establecimiento de la Baixa lisboeta. ¿Qué cojones huele el perro de la campana?. Hermosas fotos.
Ustedes no entienden nada; el perro lleva cono antiabducciones para perros y,fiel devoto de su amo, al advertir que éste no lleva (cono), se aproxima para proteger los genitales de su amo de una eventual abducción.
Me acabo de enterar que ese elemento de tortura que le pone(n) a sus perros se llama collar isabelino. Pobres perros, qué les habrán hecho a ustedes para que los traten así. Yo ese collarín isabelinín se lo pondría a usted(es) en cierto sitio determinado (para que no se rascaran).
A mí los perros ni fu ni fa, nunca he tenido ninguno ni pienso tenerlo en el futuro, pero eso no es suficiente porque si mis amigos, familiares y conocidos tienen perros, a mí me toca aguantarlos igualmente.
Decía el gran P.G. Wodehause: “los perros de mis amigos no son obligatoriamente mis amigos. Muy a menudo me reciben con gestos y gruñidos que dan a entender un desaforado deseo de mutilación”. Exactamente eso es lo que yo pienso, no me gusta que me miren, y mucho menos que me huelan.
Dicen mis amigos que tienen perros, que los perros que ladran no muerden, ya, de acuerdo, pero para mi seguridad me haría falta que tampoco mordieran los perros que no ladran. Pero pordios quítele ese espantoso collar.
Dr. Només, le aconsejo que invente un nuevo modelo de cucurucho antiabducción que sea traspirable. El conjunto collarín más cucurucho es sin duda una trampa mortal. ¿Tienen el sello de la UE sus cucuruchos?
Ya que la cosa va de chien… el día que estuve en París viendo (de lejos) la Mona Elisa me fui a comer a una brasserie llamada “Au chien que fume” (que se traduce como au chien que fume). El sitio está decorado con cuadros que son reproducciones de cuadros famosos, pero cambiando las figuras humanas por perros. Perros que fuman (que se traduce como chien que fume). Les recomiendo el sitio, es bueno, bonito y barato (dentro de lo que cabe: en París no hay nada barato). Está situado en el número 33 de la rue de Pont Neuf (que se traduce como la rue del Pont Neuf nº 33). Claro que cuando yo estuve aún se podía fumar, ahora a saber qué han hecho con los perros, seguramente les habrán puesto collarines isabelinos (que se traduce como colliers élisabéthaine).
Creía que el perro de un vagabundo era también un perro vagabundo pero después de razonar un buen rato he caído en la cuenta de que no. Sería como si el perro de un ministro fuera también un perro ministro o el perro de un imbécil fuera también un perro imbécil o el perro de Rouco fuese también un perro yo qué sé. Señora.
Diálogo entre clochards mientras caminan a lo largo del Quai des Fleurs empujando sus carritos (hablan en francés, claro, pero no se preocupen, les pongo los subtítulos).
-A mí me gustan todos los animales, pero los que más me gustan son las cucarachas -¿Las cucarachas? nunca había oído semejante estupidez -Sí las cucarachas, las cucarachas, hace años compartía gustosamente mi apartamento con un gran número de cucarachas -Qué ascazo por Dieu (Dios) -No es que estuviésemos revueltos, entiéndeme, ellas disponían de su espacio y yo de mío, pero cada noche, cuando regresaba a casa borracho como una cuba y oían el ruido de la llave en la cerradura, acudían todas a recibirme agitando jubilosamente sus antenas -Ya, mi perro hacía lo mismo cuando me veía, pero con la cola -No es lo mismo mover las antenas que mover la cola, lo perros son más predecibles. Lo que realmente emociona es ver mover las antenas a las cucarachas. Todavía se me pone la carne de pollo cuando lo recuerdo. -Lo siento, pero yo prefiero los perros, las cucarachas me dan asco -Cada cual tiene sus gustos -Y sus disgustos -Tu perro era un animal enorme y no hacía más que ladrar. Mis cucarachas en cambio eran criaturas silenciosas y sumisas. Y rápidas como el rayo cuando alguien trataba de aplastarlas. -No saquemos las cosas de quicio ¿quieres? Debes ser el primer hombre en la historia que prefiere las cucarachas a los perros. -En serio te lo digo, puede que no sean insectos bellos, como las mariposas, pero esa rapidez para huir de esa zapatilla agresora es algo maravilloso -¿Tú crees de verdad que las cucarachas son capaces de llorar la muerte de sus amos como hacen los perros? -¡Bah!, tonterías.
Y los dos clochards siguieron andando por la Quai des Fleurs empujando sus carritos.
21 comentaris:
¡Joder!
Perdón....
¿Es que todos sus perros llevan collarín?
¿Qué afección les aqueja?
¿Es contagiosa?
¿Y si lo es, es contagiosa solo entre perros o también entre humanos?
Le contesto por orden:
¡Joder!
-Sí
Perdón...
-Perdonada
¿Es que todos sus perros llevan collarín?
-Todos, incluso a veces se lo pongo a mis tietas,
¿Qué afección les aqueja?
¿Es contagiosa?
- No es una afección, se lo pongo sólo para molestar
¿Y si lo es, es contagiosa solo entre perros o también entre humanos?
- No lo sé pero ahora mismo a mí me pica todo.
Yo creo que este perro va mucho a este sitio
Hermosas escenas campestres, como la vida misma.
Sí, qué hermosa la vida campestre trabajando de sol a sol para que luego importen las avellanas de Turquía.
Quina barra
Señor Plo, primero quiero que sepa que la postura "en jarras" le sienta a usted muy bien; aguerrida estampa la que nos ofrece de usted la foto en el cónclave fotográfico.
Su viaje a Olisipo me trajo recuerdos de los pedinhos que contraje con la ginjinha en un establecimiento de la Baixa lisboeta.
¿Qué cojones huele el perro de la campana?.
Hermosas fotos.
Suyo
Sr Caruano, los míos no son. Son los de este señor tan simpático.
Ustedes no entienden nada; el perro lleva cono antiabducciones para perros y,fiel devoto de su amo, al advertir que éste no lleva (cono), se aproxima para proteger los genitales de su amo de una eventual abducción.
Usted no entiende nada de abducciones masculinas, señora. Los másculos soñamos con abducciones sin fin, y con bien de alaridos.
Me acabo de enterar que ese elemento de tortura que le pone(n) a sus perros se llama collar isabelino. Pobres perros, qué les habrán hecho a ustedes para que los traten así. Yo ese collarín isabelinín se lo pondría a usted(es) en cierto sitio determinado (para que no se rascaran).
A mí los perros ni fu ni fa, nunca he tenido ninguno ni pienso tenerlo en el futuro, pero eso no es suficiente porque si mis amigos, familiares y conocidos tienen perros, a mí me toca aguantarlos igualmente.
Decía el gran P.G. Wodehause: “los perros de mis amigos no son obligatoriamente mis amigos. Muy a menudo me reciben con gestos y gruñidos que dan a entender un desaforado deseo de mutilación”. Exactamente eso es lo que yo pienso, no me gusta que me miren, y mucho menos que me huelan.
Dicen mis amigos que tienen perros, que los perros que ladran no muerden, ya, de acuerdo, pero para mi seguridad me haría falta que tampoco mordieran los perros que no ladran. Pero pordios quítele ese espantoso collar.
Dr. Només, le aconsejo que invente un nuevo modelo de cucurucho antiabducción que sea traspirable.
El conjunto collarín más cucurucho es sin duda una trampa mortal.
¿Tienen el sello de la UE sus cucuruchos?
¡NO! No es un collar isabelino, es un collarín antiabducción tal como algún comentarista perspicaz y dicharacho ha observado.
¿Transpirable? ¿No le transpira la cabeza con el lote que le vendí Dr Busqué?
Miau!!!
(...miau!...)
Besos.
B.T.C.A.
:)
Ya que la cosa va de chien… el día que estuve en París viendo (de lejos) la Mona Elisa me fui a comer a una brasserie llamada “Au chien que fume” (que se traduce como au chien que fume). El sitio está decorado con cuadros que son reproducciones de cuadros famosos, pero cambiando las figuras humanas por perros. Perros que fuman (que se traduce como chien que fume). Les recomiendo el sitio, es bueno, bonito y barato (dentro de lo que cabe: en París no hay nada barato). Está situado en el número 33 de la rue de Pont Neuf (que se traduce como la rue del Pont Neuf nº 33). Claro que cuando yo estuve aún se podía fumar, ahora a saber qué han hecho con los perros, seguramente les habrán puesto collarines isabelinos (que se traduce como colliers élisabéthaine).
Pensamiento perruno del día: un hombre vagabundo suele tener perro; un perro vagabundo nunca tiene hombre; no es justo.
A veces me siento muy perro por robarle el tabaco a una pensionista. ¿Usted cree que me harían descuento en “Au chien que fume”?
Creía que el perro de un vagabundo era también un perro vagabundo pero después de razonar un buen rato he caído en la cuenta de que no. Sería como si el perro de un ministro fuera también un perro ministro o el perro de un imbécil fuera también un perro imbécil o el perro de Rouco fuese también un perro yo qué sé. Señora.
Diálogo entre clochards mientras caminan a lo largo del Quai des Fleurs empujando sus carritos (hablan en francés, claro, pero no se preocupen, les pongo los subtítulos).
-A mí me gustan todos los animales, pero los que más me gustan son las cucarachas
-¿Las cucarachas? nunca había oído semejante estupidez
-Sí las cucarachas, las cucarachas, hace años compartía gustosamente mi apartamento con un gran número de cucarachas
-Qué ascazo por Dieu (Dios)
-No es que estuviésemos revueltos, entiéndeme, ellas disponían de su espacio y yo de mío, pero cada noche, cuando regresaba a casa borracho como una cuba y oían el ruido de la llave en la cerradura, acudían todas a recibirme agitando jubilosamente sus antenas
-Ya, mi perro hacía lo mismo cuando me veía, pero con la cola
-No es lo mismo mover las antenas que mover la cola, lo perros son más predecibles. Lo que realmente emociona es ver mover las antenas a las cucarachas. Todavía se me pone la carne de pollo cuando lo recuerdo.
-Lo siento, pero yo prefiero los perros, las cucarachas me dan asco
-Cada cual tiene sus gustos
-Y sus disgustos
-Tu perro era un animal enorme y no hacía más que ladrar. Mis cucarachas en cambio eran criaturas silenciosas y sumisas. Y rápidas como el rayo cuando alguien trataba de aplastarlas.
-No saquemos las cosas de quicio ¿quieres? Debes ser el primer hombre en la historia que prefiere las cucarachas a los perros.
-En serio te lo digo, puede que no sean insectos bellos, como las mariposas, pero esa rapidez para huir de esa zapatilla agresora es algo maravilloso
-¿Tú crees de verdad que las cucarachas son capaces de llorar la muerte de sus amos como hacen los perros?
-¡Bah!, tonterías.
Y los dos clochards siguieron andando por la Quai des Fleurs empujando sus carritos.
A mi no me gusta mucho esa foto, me desazona y no me hacen gracia los comentarios. Tengo un mal día.
A los perros les gusta mucho oler. A las perras también.
A mí me huelen. Las perras y los perros.
Yo no huelo. Me ducho todos los días.
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