Les ruego disculpen mi desatención. He estado los últimos meses ocupado escribiendo lo que será, estoy seguro, un bestseller: una novela de 800 páginas llena de pasión, sexo, aventuras y sexo. Ya tengo lista la primera frase:
“Salvio Sansón se paso el verano ahorrando para hacerse un pirsin en la tetilla”.
También tengo terminada la última pero me falta todo lo de en medio.
Salvio Sansón es un persona real y me ha dado permiso para usar su nombre que, curiosamente, es el mismo que el de un pintor fallecido recientemente y conocido de mi familia.
En 1983 Salvio Sansón trabajaba de portero en una discoteca de Lloret y me dejaba poner un tenderete para firmar ejemplares de mi libro “Océanos de Baba” que también fue un gran éxito aunque todos los vendí puerta a puerta –y no sólo de discotecas- amén de mi madre que me compró diez de una tacada.
Después de años sin saber de él, me lo encontré a finales de agosto en una playa desnudista de una conocida villa al sur de Barcelona. Mi tieta tiene un apartamento con vistas en ese pueblo y a veces me lo presta. Ella dice que vaya a la playa de la derecha que está llena de familias con niños y radios y plásticos y huele toda a crema solar; pero yo prefiero ir a la de la izquierda que es desnudista pero la gente es discreta, silenciosa y educada. En esa playa sólo hay señores de sexo masculino y mi novia, y esos señores manifiestan su cariño y amor sin tapujos, felices entre las olas. Ya sé que no se dice desnudista pero es que nudista me suena a nudo igual que culinario me suena a culo. A mi novia le gusta ir a esa playa por lo de las vistas, dice. Pero a lo que iba, que me pierdo. Salvio Sansón estaba allí, en el chiringuito, como un adonis con tanga zebrado. Iba con el tanga puesto porque en el chiringuito no dejan enseñar las vistas. Le reconocí al instante. Con esa voz de querubín que parece que no quepa en un corpachón tan grande, me contó que había ahorrado todo el verano para lo del pisrsin en la tetilla. Nos tomamos unos cuantos kir royales, que es lo único que bebo amén del anís, y cuando llegué al apartamento de mi tieta, la idea del pirsin y la tetilla empezó a dar vueltas en mi cabeza hasta tomar forma y convertirse en lo que se convertirá. También hablamos de Abdul, mi nuevo peluquero paquistaní que, casualidades de la vida, comparto con Salvio Sansón. Abdul es punjabí y en su barbería cobra cinco euros por cortar el pelo. A los niños y a mí nos cobra sólo cuatro porque lo que se dice mucho trabajo, no le doy.
Amén.
31 comentaris:
A partir de hoy ahorrare para comprarme su novela de vd.
La portada ya me lo ha vendido.
¿me podria prestar a su tieta?
¿me podria prestar su tieta el apartamento de Sitges?
Siempre suyo.
"A partir de hoy ahorrare para comprarme su novela de vd."
- Muchas gracias.
"¿me podria prestar a su tieta?"
- Sí
"¿me podria prestar su tieta el apartamento de Sitges?"
-No
A sus pies.
¿Qué le hace pensar que el apartamento está en Sitges?
He visto tangas parecidos por la zona...
Por eso y por lo de la playa de izquierdas.
Un afectivo saludo.
Pero que morro tiene usted, el argumento esta calcadito a esas dos grandes obras de arte llamadas “Pepito piscinas” y “Virilidad a la española”.
Le creía a usted más integro, con más ética y mejor “Savoir a fer”.
Insisto en lo del libro de reclamaciones
A todos los grandes creativos nos salen enemigos que pretenden ensuciar nuestro buen nombre y reputación.
¡Comparar mi prosa con esa birria de “Virilidad a la española”!
"Libro de reclamaciones" es un título que rechacé por fariseo, falaz y feo. Y sólo uso palabros que empiezan con efe porque si utilizo el resto del alfabeto igual alguien se ofende.
Señora.
¿Es de tapa dura? Es que a lo mejor tengo tentaciones de esperarme a la tapa blanda o al e-book pirata. También podría hacer una versión i-pad con sus dibujos.
Es de tapa plana como el fricandó.
No me piratee que a usted le hago descuento.
Falacias las suyas, SEÑOR ¿desde cuando las cebras tienen el fondo negro y las rayas blancas?
Vergüenza debería darle con su edad tanta falsedad y tanto fariseísmo falaz, por no hablar de su desmedida falocracia y su absoluta e irreverente fervocracia a los peluqueros paquistanís, que como todo el mundo sabe, cobran muchísimo más de lo que usted afirma.
SEÑOR
Cuando quiera le presento a Abdul y le tiñe los pelillos de la nariz
Señora
Ruin
Eso no me lo dice delante de mi tieta
¡UUUuuu! Que miedoooooo....
Vergüenza debería darle esconderse detrás de una pobre anciana.
¡Repámpanos, ya creía que lo habían abducido a usted definitivamente!
Luego ya leeré lo que pone.
¡Pero si está usted vivo! Yo que ya tenía escrito su epitafio y va usted y me lo estropea todo, ¡ingrato!
El señor Nomesploraría
murió de disentería
viajando por Etiopía.
Ya estaba chocho
a los cincuenta y ocho.
Que ustedes lo pasen bien,
Requiescat in pace. Amén.
Es precioso este epitafio. Yo todavía no he escrito ninguno pero es un género que me gustaría cultivar.
Me está cayendo una lagrimilla. Voy a por lo clínex.
La señora Liuva
la ha diñado en Cuba
por ponerse hasta el culo
de anís del mono
y cubatas de colonia.
Me percato de las imperfecciones de esta rima que espero pueda disculpar al ser fruto de la torpeza de un debutante. Es mi estreno en este bello género literario. Pienso practicar a diario hasta alcanzar, si ello es acaso posible, la calidad y sutileza de sus sublimes epitafios.
Señora.
Señor Plo, esto no es un tanga, es un braslip. El tanga es un trozo de tela minús-culo en forma de triángulo equilátero sujetado por unos hilillos en cada uno de sus extremos.
Señora anónima, no vea el disgusto que me ha dado. Como modelo para hacer la ilustración he usado mi tanga del Barça -un preciado talismán que llevo puesto en todas las finales- y ahora resulta que NO ES UN TANGA DEL BARÇA SI NO UN BRASLIP DEL BARÇA. Y claro, puede parecer lo mismo pero no es lo mismo.
Qué desasosiego el mío y yo que había empezado a dejar la medicación.
Señora.
Nota: para las rayas de la cebra no he usado ningún modelo, me las he inventado.
Señor Plo, no entiendo porque supone que soy una señora. Pues no, soy un señor de sexo masculino, educado y silencioso que frecuenta la playa nudista de la izquierda y que muestra sin pudor el cariño a sus semejantes entre las olas del Mediterraneo.
Uy, le ruego me perdone, señor.
¿Y cuando va al chiringuito se pone tanga o braslip?
Ni lo uno ni lo otro: bañador de lycra Marcopaquetti
Qué horror de rima, ni Gustavo Adolfo lo haría peor.
Por cierto, sólo por señalar, unas ingles brasileñas a su modelo de portada no le vendrían nada mal. Igual su nuevo peluquero punjabí le podría hacer un recorte a euro el pelo cebra.
¿Cómo cortarán el pelo los peluqueros pakistaníes con el burka puesto?
Le dejo una rima Frikosaliana y me voy a hacerme las ingles:
La luna en su calva riela.
Eso no me lo dice usted en el facebú
Cuanod he visto este dibujo del tanga me ha dado un asco que para qué.
Qué asquillo de pelillos!
Esto ya no se lleva. No sé si no lo sabe por falta de experiencia o porque sus señoras son a la antigua usanza.
Sea com osea, lo que sí le diré es que para lo que ha tardado en aparecer por estos lares, se ha quedado más ancho que largo. Aunque, ahora que lo pienso, usted es más de anchura que de altura, ¿no era así?
Le beso,
Estan ustedes inspiradisimos...
No es un tanga, es un braslip.
No es un tanga, es una cochinada.
Me he tomado el café de sobremesa en solitario más divertido desde hace tiempo.
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