como era a última hora de la tarde e iba en coche conduciendo a contraluz, no me acabé de fijar si eran cabras u ovejas. creo que más bien cabras. lo que sí recuerdo perfectamente es ver a un fotógrafo agradeciendo con un saludo amistoso al pastor su paciencia y/o permiso por dejar fotografiar su humilde estancia. qué cosas tiene la vida, hay que ver.
Me ha gustado mucho el ninot ese de perro meando que pone usted en las fotos para que parezcan más campestres y/o rústicas. La micción de animales, personas o cosas en los campos de España está vedada, creo, a no ser que estén de la próstata (las personas, animales o cosas). Le deberían poner a usted un multazo, señor, por corroer los agros peninsulares.
Tiene usted razón, a mí nunca me han dedicado una farola, ni siquiera un farolillo de feria. Y eso duele. Es una frustración que llevo arrastrando desde que empecé a pergeñar haicús. Y usted en su maldad crónica me lo restriega por la cara. Es usted siniestro, ¡en el desierto se vea con un kilo de bacalao!
Pero ha de saber que la razón principal por la que no me han dedicado nunca una farola es porque por la noche no alumbra la farola, la farola del mar, y ¿por qué no alumbra la farola del mar?, pues muy sencillo, porque no tiene gas. ¿Y por qué no tiene gas la farola de mar?, pues porque no tiene gas, sin más. Esta noche no alumbra la farola de mar, esta noche no alumbra por que no tiene gas, porque no tiene gas, porque no tiene gas, esta noche no alumbra la farola del mar.
¿Dígame, cabe la posibilidad de que el señor G.G.M, se inspirase en usted para crear su personaje del coronel Aureliano Buendía?
El coronel Aureliano Buendía promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres distintas, que fueron exterminados uno tras otro en una sola noche, antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco años. Escapó a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento. Sobrevivió a una carga de estricnina en el café que habría bastado para matar a un caballo. Rechazó la Orden del Mérito que le otorgó el presidente de la república. Llegó a ser comandante general de las fuerzas revolucionarias, con jurisdicción y mando de una frontera a la otra, y el hombre más temido por el gobierno, pero nunca permitió que le tomaran una fotograma. Declinó la pensión vitalicia que le ofrecieron después de la guerra y vivió hasta la vejez de los pescaditos de oro que fabricaba en su taller de Macondo. Aunque peleó siempre al frente de sus hombres, la única herida que recibió se la produjo él mismo después de firmar la capitulación de Neerlandia que puso término a casi veinte años de guerras civiles. Se disparó un solo tiro de pistola en el pecho y el proyectil le salió por la espalda sin lastimar ningún centro vital.
LO ÚNICO QUE QUEDÓ DE TODO ESO FUE UNA CALLE CON SU NOMBRE EN MACONDO.
Sin embargo, según declaró pocos años antes de morir de viejo, ni siquiera eso esperaba la madrugada en que se fue con sus veintiún hombres a reunirse con las fuerzas del general Victorio Medina.
Un día le preguntaron a Borges qué opinaba de “100 años de soledad” y dijo que le parecía bien, pero que le sobraban 50 años. O sea, que hay que dividir entre dos todos los Aureliano Buendía que hay en la novela. Yo me lo tomé al pie de la letra (lo de Borges) y desde entonces divido por dos las novelas y nunca leo los capítulos pares. Manías, qué le vamos a hacer. He llegado a la conclusión de que todo lo importante pasa en los capítulos impares, los pares son fundamentalmente de relleno, paja, para llegar a las 200 hojas como mínimo.
Qué por qué les cuento todo esto… pues no lo sé, como la explicación viene en una página par no la he leído. Que pasen un Buen Día, incluso dos.
A Borges, excelso jaicuísta, le sobraban dioptrias para leer 100 años de soledad. Otra de sus famosas boutades fue decir que disfrutó más de El Quijote en su traducción inglesa. Gran hombre Borges. Y qué buenos productos saca al mercado: sobre todo la almendra Marcona, frita o garrapiñada.
Yo no tengo calle ni farola con mi nombre, pero una vez me dedicaron un poema que empieza así: "Un jaicú me manda hacer Violante..."
Mi querido señor primo de Braulio, acépteme un consejo: olvídese de la almendra marcona y dedíquese a la largueta; perderá en molla, pero ganará en sabor. Dónde va a parar.
Señor Buendía, el de la calle, yo amo los secarrales como el que nos muestra. No lo puedo remediar.
Acha Desanchá: nunca hubiera dicho que la largueta era mejor que la famosa Marcona. De piedra me deja usted. También me gusta a mí el polvo del paisaje reflejado en la foto y que también y tan bien retrató Goytisolo en su 'Campos de Níjar'.
LOS BUENDÍA. "Ni uno solo de ellos es vulgar. Llevan pegada al rostro la irremovible máscara de la singularidad. Y, tal vez a causa de su desempeño escénico, tienen clavada en el pecho la lanza de la soledad. Son ellos el principio de la leyenda. En el equipaje de cada uno, desde Úrsula hasta el último de los Buendía, se concentran maravillas, prodigios, milagros"
30 comentaris:
No puedo alejar mis ojos de los cuartos traseros del can.
Magnífic
juraría haberlo visto hace pocos días en rodalquilar fotografiando un ganado.
Puede ser ¿qué tipo de ganado? :)
Ya veo la calle que le han dedicado a usted, señor.
como era a última hora de la tarde e iba en coche conduciendo a contraluz, no me acabé de fijar si eran cabras u ovejas. creo que más bien cabras.
lo que sí recuerdo perfectamente es ver a un fotógrafo agradeciendo con un saludo amistoso al pastor su paciencia y/o permiso por dejar fotografiar su humilde estancia.
qué cosas tiene la vida, hay que ver.
¿Y a usted qué? ¿he señora? seguro que no le han dedicado ni una farola.
El de las cabras era el cuñado político de un primo carnal mío
Viendo fotos como esta, no més ploraría...!
Me ha gustado mucho el ninot ese de perro meando que pone usted en las fotos para que parezcan más campestres y/o rústicas. La micción de animales, personas o cosas en los campos de España está vedada, creo, a no ser que estén de la próstata (las personas, animales o cosas). Le deberían poner a usted un multazo, señor, por corroer los agros peninsulares.
Cuánto rencor, cuánta inquina.
Señoras.
Creo que mi teclado no ha sobrevivido al último desparrame de cerveza. Pobre.
Tiene usted razón, a mí nunca me han dedicado una farola, ni siquiera un farolillo de feria. Y eso duele. Es una frustración que llevo arrastrando desde que empecé a pergeñar haicús. Y usted en su maldad crónica me lo restriega por la cara. Es usted siniestro, ¡en el desierto se vea con un kilo de bacalao!
Pero ha de saber que la razón principal por la que no me han dedicado nunca una farola es porque por la noche no alumbra la farola, la farola del mar, y ¿por qué no alumbra la farola del mar?, pues muy sencillo, porque no tiene gas. ¿Y por qué no tiene gas la farola de mar?, pues porque no tiene gas, sin más. Esta noche no alumbra la farola de mar, esta noche no alumbra por que no tiene gas, porque no tiene gas, porque no tiene gas, esta noche no alumbra la farola del mar.
No sé si me explico.
casi lloro
por las cebollas
A mí una vez un novio que tenia, me dedico una canción en un programa de radio ¿Eso cuenta?
eso es lo más de lo más. Mucho más que una farola
pero menos que mi calle
¿Dígame, cabe la posibilidad de que el señor G.G.M, se inspirase en usted para crear su personaje del coronel Aureliano Buendía?
El coronel Aureliano Buendía promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres distintas, que fueron exterminados uno tras otro en una sola noche, antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco años. Escapó a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento. Sobrevivió a una carga de estricnina en el café que habría bastado para matar a un caballo.
Rechazó la Orden del Mérito que le otorgó el presidente de la república.
Llegó a ser comandante general de las fuerzas revolucionarias, con jurisdicción y mando de una frontera a la otra, y el hombre más temido por el gobierno, pero nunca permitió que le tomaran una fotograma. Declinó la pensión vitalicia que le ofrecieron después de la guerra y vivió hasta la vejez de los pescaditos de oro que fabricaba en su taller de Macondo. Aunque peleó siempre al frente
de sus hombres, la única herida que recibió se la produjo él mismo después de firmar la capitulación de Neerlandia que puso término a casi veinte años de guerras civiles. Se disparó un solo tiro de pistola en el pecho y el proyectil le salió por la espalda sin lastimar ningún centro vital.
LO ÚNICO QUE QUEDÓ DE TODO ESO FUE UNA CALLE CON SU NOMBRE EN MACONDO.
Sin embargo, según declaró pocos años antes de morir de viejo, ni siquiera eso esperaba la madrugada en que se fue con sus veintiún hombres a reunirse con las fuerzas del general Victorio Medina.
Lo digo por las similitudes, en apellidos y trayectoria.
Puede, algo... pero yo soy más de Aureliano Segundo. El de "¡Apártense vacas!"
Un día le preguntaron a Borges qué opinaba de “100 años de soledad” y dijo que le parecía bien, pero que le sobraban 50 años. O sea, que hay que dividir entre dos todos los Aureliano Buendía que hay en la novela. Yo me lo tomé al pie de la letra (lo de Borges) y desde entonces divido por dos las novelas y nunca leo los capítulos pares. Manías, qué le vamos a hacer. He llegado a la conclusión de que todo lo importante pasa en los capítulos impares, los pares son fundamentalmente de relleno, paja, para llegar a las 200 hojas como mínimo.
Qué por qué les cuento todo esto… pues no lo sé, como la explicación viene en una página par no la he leído. Que pasen un Buen Día, incluso dos.
A Borges, excelso jaicuísta, le sobraban dioptrias para leer 100 años de soledad. Otra de sus famosas boutades fue decir que disfrutó más de El Quijote en su traducción inglesa.
Gran hombre Borges. Y qué buenos productos saca al mercado: sobre todo la almendra Marcona, frita o garrapiñada.
Yo no tengo calle ni farola con mi nombre, pero una vez me dedicaron un poema que empieza así:
"Un jaicú me manda hacer Violante..."
Borges, genial, a veces decía cosas más tontas q yo si eso es posible.
Violante es una palabra sospechosa y mezquina asaz. Señoras.
Mi querido señor primo de Braulio, acépteme un consejo: olvídese de la almendra marcona y dedíquese a la largueta; perderá en molla, pero ganará en sabor. Dónde va a parar.
Señor Buendía, el de la calle, yo amo los secarrales como el que nos muestra. No lo puedo remediar.
Acha Desanchá: nunca hubiera dicho que la largueta era mejor que la famosa Marcona. De piedra me deja usted.
También me gusta a mí el polvo del paisaje reflejado en la foto y que también y tan bien retrató Goytisolo en su 'Campos de Níjar'.
ese goytisolo to me lo copia
Oiga, señor, se lo ha comido una foca?
Quizás es él, el que se ha comido una foca, (Ha cometido foquicidio) y esta hibernando mientras hace la digestión.
LOS BUENDÍA. "Ni uno solo de ellos es vulgar. Llevan pegada al rostro la irremovible máscara de la singularidad. Y, tal vez a causa de su desempeño escénico, tienen clavada en el pecho la lanza de la soledad. Son ellos el principio de la leyenda. En el equipaje de cada uno, desde Úrsula hasta el último de los Buendía, se concentran maravillas, prodigios, milagros"
Solo por apuntar: al último de la estirpe de Los Buendía, Aureliano Buendía, se lo comieron las hormigas coloradas.
¡Carajo!
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