Mi querido señor: se encuentre usted donde se encuentre, en las tripas de una foca, en las arenas del desierto o debajo de un cono, le deseo una feliz vanidad, a usted, a las tietas, al perro flaco que parece un poni en lontanaza e incluso al perro gordo, animalico, que también tiene derecho.
Se va a acabar la primavera y llegar el verano y usted, sigue encerrado en su capullo.
ResponElimina¿Ha probado a tomar vitaminas?
Eso es de todo punto imposible: el Sr. Només no cabe en un capullo.
ResponEliminaBueno, ya está bien de tanto silencio ¿no? Manifiéstese, por favor.
ResponElimina¿Ha mirado hoy el calendario?
ResponEliminaZzzzzzzzzzzzz
ResponEliminaMuy señor mío...
ResponEliminaMi querido señor: se encuentre usted donde se encuentre, en las tripas de una foca, en las arenas del desierto o debajo de un cono, le deseo una feliz vanidad, a usted, a las tietas, al perro flaco que parece un poni en lontanaza e incluso al perro gordo, animalico, que también tiene derecho.
ResponEliminaGracias mi arma.
ResponEliminaPara cualquier cosa
estudi@albertbuendia.com